Gofrado

Gofrado

El gofrado es una técnica que consiste  en ejercer presión en el  papel sobre una matriz sin tinta.  De esta forma se obtiene una estampa con volumen, formada por altos y bajos relieves.  Existen diversas formas para realizar gofrados, tanto a partir de elementos incorporados como a partir de incisiones. La técnica permite obtener estampas sutiles de efectos escultóricos y táctiles, en los que la luz juega un factor determinante.


“El parentesco que existe entre un dibujo y una escultura carece de fronteras precisas. De hecho, se puede afirmar que un dibujo es una escultura mínima, al igual que podría decirse que una escultura es un dibujo excesivo”. (Monedero Isorna. I Congreso EGA, Sevilla 1986).

El gofrado es un proceso que consiste en producir un relieve en el papel por el efecto de la presión. La palabra procede del verbo francés goufrer, repujar, y en su origen consistió en estampar en seco sobre papel (o las cubiertas de un libro) motivos en relieve o en hueco. También se le ha denominado troquel, cuyos ejemplos más populares son la impresión Braille o los atractivos adornos que vemos en las tarjetas de visita; también el cuño (troquel con el que se sellan monedas y medallas) está relacionado con esta forma de hacer, aunque estos dos últimos términos son más propios del ámbito de la impresión industrial.
Adoptado por los artistas, el gofrado parte tanto  de matrices en relieve como en hueco trabajadas por los métodos tradicionales o construidas con técnicas aditivas. Es muy común estamparlo sin tinta sobre papel blanco (o en la gama) y su finalidad es construir la imagen con los relieves producidos por la incidencia de la luz.
Determinar su origen el difícil. Parece ser que el primer ex libris, un sello de cerámica perteneciente a Amenhotep III, se basó en este proceso. Pero desde el punto de vista de la gráfica los primeros ejemplos se encuentran en la estampa japonesa con Harunobu  quien introdujo alrededor de 1764 el Nishiki-e, o estampa de brocado, en la que combinó el gofrado con colores tornasolados, delicadas aguadas o profundos negros para crear sus intimistas escenas. También Utamaro  lo utilizó con refinamiento dándole el aspecto preciosista que caracteriza sus estampas.
En occidente fue usado por el escultor Alexandre Charpentier y en la época contemporánea comenzó a potenciarse por Hayter en su Atelier 17. Posteriormente, en la década de los 50, fue Pierre Soulages en el taller de Lacourière quien jugó con los efectos lumínicos que produjeron sus estampas creadas con planchas taladradas al ácido. Puedes observarlas en Amorosart.com ; Pierre Courtin estampó en seco sus buriles y esculpió planchas de 2 centímetros con escoplos, punzones y mordientes; Raoul Ubac, también escultor, jugó con los efectos tridimensionales desplazando varias veces la misma matriz en el tórculo y el húngaro-francés Étienne Hadju creó inmaculadas y minimalistas imágenes para ilustrar un texto de Heráclito. A ellos se unen Lucio Fontana quien utilizó este recurso enla serie Concetto Spaziale en 1960, Omar Rayo y Gabor Peterdi quien lo definió en su conocido manual Printmaking, methods olds and news (1980). Hoy en día prácticamente ya no hay grabador que no lo haya probado.
Al mirar estos relieves sin color, que casi quedan en el umbral de la visión, el espectador se convierte en el coreógrafo que crea la imagen según la incidencia de la luz. Los factores que el artista debe tener en cuenta a la hora de realizarlos aparecen desde el principio en la concepción de la idea, durante el periodo de elaboración -ya que los condicionantes técnicos y materiales son estrictos-  y en la exhibición final. Son los siguientes:
La matriz: junto con el papel es el elemento protagonista del resultado final. Su composición y forma determinarán el proceso de estampación. Puede hablarse de gofrados en relieve -cuando el volumen sea convexo en el papel-  y de gofrados en hueco cuando éstos sean cóncavos. Ambos pueden mezclarse. Si se trata de una matriz aditiva los materiales deberán ser  muy duros y estar completamente secos para que resistan la alta presión a la que se verán sometidos. Con respecto al tipo relieve que produzca, se encontrarán:
Matrices en bajorrelieve: Desniveles mínimos fáciles de estampar y conservar. Pueden estamparse en seco en ausencia de color. El prensado posterior no presenta problemas.
Matrices en altorrelieve: Desniveles acentuados. Más llamativas que las anteriores requieren mucho control técnico en la ejecución de la plancha, en la elección del papel y, sobre todo, en la estampación. Una matriz con relieves pronunciados puede producir, en sus formas más básicas picos o pozos en los que la convexidad o concavidad es en todas direcciones.
En ambos casos pueden aparecer: crestas caracterizadas por bordes irregulares producidos por entalladuras grabadas con ácido; laderas perpendiculares o no a la superficie del papel  responsables de crear las zonas de volumen; grandes zonas planas texturadas o no; canales cóncavos o convexos consecuencia de tallas anchas y profundas o la unión de dos o más planchas y por último toda suerte de texturas mixtas. En todos los casos hay que vigilar las posibles torsiones del papel que pudieran producir arrugas. Las matrices en altorrelieve llevadas al límite requieren lo que en el ámbito de la impresión industrial se denomina contratroquel y habría que englobarlas dentro de otros procedimientos de grabado tridimensional que se resuelve a base de moldes y contramoldes con papeles especiales, pulpa de papel u otros materiales. Mención aparte merece también una originalísima técnica con denominación propia, cuyo punto de partida quizá fuese  el deseo aún más extremo de relieve: la mixografía. Echa un vistazo a mixografia.com.
Matrices combinadas: si un mismo soporte presenta diferencias de desniveles muy pronunciados, el estampador habrá de juzgar la presión y la conveniencia de realizar el grabado en distintas fases. Hay ocasiones en que la solución es realmente compleja.
El papel: será el soporte desnudo de la imagen, por lo que su elección deberá ser muy cuidada tanto desde el punto de vista técnico como estético. Un papel para gofrado debe cumplir exigentes condiciones de flexibilidad para recoger fielmente las irregularidades de la matriz. Ésta dependerá del tipo de papel y su encolado, de la longitud de sus fibras y del tiempo de humedecido.


Las matrices en altorrelieve requieren de un papel de fibra larga y alto gramaje para evitar roturas y un tiempo amplio de humedecido para adecuar la flexibilidad y eliminar el exceso de cola . El color es una decisión absolutamente personal de cada artista, aunque tradicionalmente se utilizan colores claros dado que sus cualidades para reflejar la luz son mayores. Por este motivo habrá que mantener la matriz impoluta o intercalar  entre ambos un papel de seda en el momento de la estampación, cuidando que no queden arrugas.
Presión y mantillas: se elijen siempre en función de conseguir el registro más fidedigno de la matriz. La presión debe ejecutarse al máximo sin que ésta o el papel se deterioren. Con respecto a las mantillas funciona muy bien una combinación de dos (y hasta tres). La más fina siempre en contacto con el papel; la intermedia, en contacto con el cilindro, ejercerá la función de tracción.

Aplanado / prensado de la estampa: no es necesario en  la estampación en seco. Los altorrelieves deberán secarse al aire en los correspondientes stands o colgados con pinzas según el procedimientos standard.  El peso puede deteriorarlos.

Enmarcado, iluminación y exposición: será la estética quien determine toda elección en este apartado. Por lo que a mí respecta, aunque no olvide del todo la cuestión técnica, suelo dejarme llevar por el aspecto sensual de la obra. Los gofrados suelen enmarcarse en cajas para no deteriorar los relieves  y la luz se estudia desde muchos puntos de vista para potenciar los efectos, a sabiendas que la iluminación frontal afectará negativamente todo esfuerzo de producir volumen. A  partir de ahí sigue la estragema del relieve y provoca la combinación más adecuada entre la luz y la sombra: sombras punzantes, alargadas, cortas, arrojadas, autoarrojadas, en semitonos, con luz natural, artificial, trémulas, fijas ó móviles…aplica toda tu sensibilidad e imaginación. “Nuestro pensamiento, en definitiva, procede análogamente: creo que lo bello no es una sustancia en sí sino tan sólo un dibujo de sombras, un juego de claroscuros producido por yuxtaposición de diferentes sustancias. Así como una piedra fosforescente, colocada en la oscuridad, emite una irradiación y expuesta a plena luz pierde toda su fascinación de joya preciosa, de igual manera la belleza pierde su existencia si se le suprimen los efectos de la sombra”. Junichiro Tanizaki,  El elogio de la sombra (1933)
Aunque hemos visto que la definición más estricta de gofrado refiere a estampas con ausencia de color, se habrá comprobado que es frecuente ver imágenes entintadas que se enriquecen con cierto relieve y a las que también hago referencia dentro de esta categoría. Habría que distinguir si éste es un recurso estético buscado por el artista o simplemente consecuencia de la presión del tórculo, ya que es conveniente conocer que la combinación de cualquier técnica (aguafuerte, aguatinta…) con el gofrado precisa evaluar los desniveles de la matriz para ajustar la presión. En ocasiones deberá realizarse en dos fases: imagen y relieve.